Mientras el sol brilla sin piedad sobre el barrio de Bajakajla, en la ciudad de Rajshahi (Bangladesh), Fatema Khatun recuerda vívidamente su infancia, cuando el tiempo era distinto y la vida más cómoda.
"Cuando iba a la escuela primaria, la temperatura no era tan alta, vivíamos bien", cuenta. "Solíamos sentarnos junto al cauce del río y el tiempo era diferente. Llovía con frecuencia. La temperatura era baja".
Las frecuentes lluvias y las bajas temperaturas hacían que jugar junto al lecho del río fuera un pasatiempo alegre. Pero con el paso del tiempo, cada verano que pasaba parecía más caluroso e insoportable.
"Ahora la temperatura media es de 42-43 grados centígrados", dice Fatema, de 19 años, que vive con su familia en una pequeña casa con tejado de chapa. "A veces sube a 45 grados centígrados. Debido a las altas temperaturas, tengo problemas en los ojos. No puedo leer correctamente".
Las olas de calor son especialmente duras para las personas adultas mayores. "Nunca había visto una ola de calor así", dice la abuela de Fatema, Shohor Banu Bewa, de 75 años, que siente intensamente el impacto de la canícula y tiene dificultades para dormir por las noches. "Cuando sube la temperatura, me siento junto al cauce del río".
Muchas familias, como la de Fatema, luchan contra la picazón, los sarpullidos y otras enfermedades relacionadas con el calor. Y a menudo carecen de recursos para hacer frente a las consecuencias sanitarias.
"La gente de nuestra zona es pobre", dice Fatema. "La mayoría trabaja en el servicio doméstico. Tienen muchos problemas para mantener a sus familias y criar a la niñez. No pueden darles educación, comida y ropa debido a la pobreza".
Foto: Fabeha Monir/IFRC
Techos de lata caliente
Sayma Khatun Bithi, voluntaria comunitaria de la Media Luna Roja de Bangladesh en Rajshahi, añade que las casas son especialmente vulnerables al calor.
"Quienes viven en la zona de suburbios tienen sus casas hechas de lata", dice Sayma, que junto con Fatema se hizo voluntaria después de recibir formación en primeros auxilios de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh. "La hojalata absorbe más calor. El calor se ha vuelto insoportable para las niñas y niños, las personas adultas mayores y las mujeres embarazadas".
Para ayudar a las personas que viven en situaciones vulnerables en algunas partes de la ciudad de Rajshahi, la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh se propone proteger a la ciudadanía de los efectos adversos de las olas de calor. Mediante un proyecto financiado por la Unión Europea, en colaboración con la IFRC, la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh, la Cruz Roja Alemana y la Cruz Roja Danesa.
"La Media Luna Roja de Bangladesh nos informó de muchas cosas a través de anuncios y programas de radio", dice Fatema. "Nos enseñaron cómo ayudar a alguien si cae inconsciente debido a una ola de calor. Yo escuchaba la información que daba la Media Luna Roja de Bangladesh en la radio. Comparto la información con todo el mundo".
Foto: Fabeha Monir/IFRC
Centros de enfriamiento
Fatema también recibió formación en primeros auxilios de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh y, junto con Sayma Khatun Bithi y otras, se convirtió en voluntaria comunitaria.
Abu Md Zubair, funcionario de campo de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh, destacó la importancia de la concientización pública. Su equipo proporcionó centros de enfriamiento, instalaciones médicas y puso en marcha programas de sensibilización, enseñando a la comunidad cómo mantenerse sana durante las olas de calor. Un programa de radio comunitario, presentado por Jannatun Nahar Joti, difundió estos mensajes a toda la ciudad.
Gracias a los esfuerzos combinados de personas como Fatema Bithi y organizaciones como la Media Luna Roja, las enfermedades y muertes relacionadas con el calor empezaron a disminuir. Aunque el calor era implacable, la gente está aprendiendo a gestionar el calor extremo, apoyándose y cuidándose mutuamente.